TRANSPARENCIA Y ÉTICA JUDICIAL EN JUICIOS ADVERSARIALES GENERARÁN CONFIANZA CIUDADANA

Martes, 30 de noviembre de 2010

–Los cambios nunca son rápidos, pero en la medida en que sean transparentes los juicios en el nuevo sistema adversarial se irán ganando la confianza de los ciudadanos, porque la sociedad verá los resultados –consideró el especialista canadiense Marc Richard, juez de la Corte de Apelaciones de Brunswick.

Entrevistado en el taller "México-Canadá: Proyecto de Educación Judicial y Capacitación para Jueces" –llevado al cabo en el auditorio del Tribunal Superior de Justicia– señaló que la ética jugará también un papel muy importante en la transparencia de los procesos, independientemente de cualquier sistema.

En el taller participaron los jueces Marc Richard y Ronald L. Berger, de Alberta, la gerente del proyecto de Programas Internacionales, Nataliya Horodestky; la asesora jurídica del Departamento de Justicia de Canadá, Patricia Dunberry y la primera secretaria de la embajada de ese país en México, Mi Nguyen, así como juzgadores penales de la entidad

Expuso que en un país como el nuestro adaptar el sistema de justicia adversarial tiene desafíos, como el hecho de que cada entidad sea soberana y, por ende, cuente con su propia legislación judicial, a diferencia de países como Canadá, donde una sola ley es válida para todo el país.

En ese sentido, expuso que un cambio por trabajar en México es la armonización para facilitar los instrumentos del sistema.

“Son 31 entidades y un Distrito Federal y todos tienen habilidades y facultades que pueden adaptar a los distintos procesos, por lo que el gobierno de México hace un gran esfuerzo por coordinarse para entender y homologar la capacitación”, dijo.

Sobre la ética dijo que es mucho más fácil crear normas estandarizadas para el ejercicio moral de los jueces, porque se basan en principios. “Para impartir estos cursos revisé ocho códigos de ética del país y los comparé e hice unas líneas generales y encontré similitudes con las que tiene el gobierno canadiense, el cual puede ayudar mucho en brindar apoyo para modernizar los sistemas de México”, agregó.

Sin embargo, consideró que los cambios para que en México haya una verdadera cultura de respeto hacia el juez no vendrán fácilmente y requerirán de generaciones, hasta que poco a poco vayan entendiendo ese concepto de la ética judicial.

Acerca del taller, el magistrado Ángel Francisco Prieto Méndez, presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura, precisó que fue organizado un grupo de trabajo sobre la ética judicial en el marco de unos cursos que se imparten sobre el papel del juez en un sistema adversarial.

Dijo que se basan en un convenio de cooperación internacional entre México y Canadá. “A través del convenio se han dado reuniones de capacitación en el Sureste, la primera fue en Yucatán en julio de 2010, posteriormente una en Oaxaca y la penúltima en Tabasco. Luego en Yucatán trabajaron con fiscales y posteriormente con jueces y magistrados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Chiapas, y Distrito Federal”.

“No es un evento masivo, es un juzgador por estado y Yucatán aporta dos, quienes previamente trabajaron durante diez días en Canadá, en Montreal y Ontario, les mostraron no sólo como funciona el sistema adversarial, sino la cuestión de la ética judicial que aplican en ese país”, comentó.

Agregó que “vinieron a continuar el trabajo, esto es, atender la modernización de los códigos de ética, los que ya rigen en la mayor parte del país”.

Asimismo, puntualizó que Yucatán ya cuenta con la Carta de Derechos y Deberes de los Usuarios de la Justicia, la que ya está publicada en el Diario Oficial y en el portal electrónico del Poder Judicial (www.tsjyuc.gob.mx).

“La Suprema Corte de Justicia de la Nación promovió esa Carta, que contiene un conjunto de reglas que nos permiten normar la conducta de todos los usuarios del sistema de impartición de justicia”, añadió.

El magistrado Prieto Méndez finalizó con la advertencia de que el nuevo esquema de justicia penal adversarial no funcionará si no hay ese conjunto de valores y reglas, los que generan transparencia y –por consiguiente– la confianza de la sociedad; de allí la importancia y trascendencia de que cada operador jurídico se conduzca apegado a la ética.