En Yucatán juzgamos para dar un futuro a los adolescentes que han delinquido
Mérida, Yucatán a 3 de diciembre de 2015.- Bajo un modelo que garantiza el debido proceso y da seguimiento personalizado a los sentenciados, Yucatán ha implantado un modelo que permite ofrecer un mejor futuro a los adolescentes que delinquen y con ello un beneficio para la sociedad a la que regresan.
El magistrado Santiago Altamirano Escalante, presidente de la sala unitaria del sistema especializado en justicia para adolescentes del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Yucatán afirmó lo anterior en el “Foro Internacional sobre Justicia para Adolescentes” que se realiza en la ciudad de México, con la participación de representantes de organismos internacionales, de la sociedad civil e instituciones de gobierno de la República, del Senado y de la Cámara de Diputados que analizan los estándares especiales del debido proceso para adolescentes.
El magistrado participó en la mesa panel titulada “La especialidad del Sistema de Justicia Penal para Adolescentes” en la que también participan el coordinador de asesores de SETEC lic. Alejandro Magno, el experto chileno del Observatorio Internacional de Justicia Juvenil Osvaldo Vázquez, el juez especializado en Adolescentes en el estado de Baja California lic. Álvaro Castilla y por parte del Instituto de Justicia Procesal la mtra. Ana Aguilar. El moderador de dicha mesa panel será el presidente de la Comisión de Derechos de la Niñez de la Cámara de Diputados dip. Jesús Salvador Valencia Guzmán, y también estará integrada por
En su intervención el magistrado resaltó las características del modelo que Yucatán aplica para impartir justicia en esta población y cuya finalidad dista mucho de los antiguos criterios punitivos, puesto que busca dar herramientas a los jóvenes sentenciados a un tratamiento externo o interno.
Los pilares de este modelo son, por un lado, la intensa capacitación de los operadores del sistema, incluyendo a los jueces especializados, a los fiscales y defensores.
Sin embargo, esta capacitación ha sido complementada con la sensibilidad que estos actores han acumulado en su experiencia diaria con los jóvenes, desarrollando una especial actitud hacia ellos y por ende hacia la forma en que deben ser procesados, al tratarse de una población con características muy diferentes a las de los adultos.
Explicó que el debido proceso en los juzgados del Poder Judicial, tiene sustento en el respeto a los Derechos Humanos de las partes, con base en la reformas de 2008 y 2011 que instauraron el modelo adversarial y permiten a los jueces de control depurar y controlar el proceso, salvaguardando los derechos de los intervinientes, reduciendo con ello el uso desmedido de los recursos para asegunda instancia que se daban en el sistema anterior.
“Antes la regla era la búsqueda de una mayor sanción como una respuesta del Estado para atender la demanda social y al considerar que se otorgaba una baja penalidad, el Ministerio Público la sustituía a través de la promoción de la herramienta que subsistía que era la apelación”, señaló.
“El sistema adversarial de hoy, permite que durante todo el proceso, desde el juez de control hasta el juez de ejecución, pueda irse saneando el proceso, permitiendo que no se cometan arbitrariedades de ninguna de las instituciones, es decir, durante la etapa de control hay una serie de mecanismos que permite que el resultado de esta etapa pueda dar condiciones para llegar a un tribunal de juicio oral, con la certeza de que lo que se va a desahogar en juicio, sea realmente lo que se ha obtenido a través de herramientas científicas, pruebas lícitas y que al final permita tener una garantía de que no se van a desahogar pruebas creadas o inventadas”.
Por otro lado está la fase de ejecución, la cual se caracteriza por el acompañamiento que el juez otorga a los adolescentes sentenciados y que le permite obtener elementos para realizar evaluaciones periódicas, con el fin de dar un seguimiento individualizado, con beneficios posteriores para la sociedad y para el propio adolescente.
En esta fase, explicó, el modelo que se ha seguido en Yucatán permite que el adolescente en tratamiento cumpla los lineamientos de un programa que se diseña de forma personalizada, con base en un dictámen técnico en el que entran en juego factores distintivos propios de cada caso y que permiten contar con una “radiografía” biopsicosocial del joven.
“Esto nos ha permitido trabajar más allá de las reglas, en un sector de la población que merece un proyecto de vida”, señaló.